El génesis del génesis - Como empezó todo
Capítulo 3 EL DÍA QUE DIOS CREÓ AL HOMBRE
Capítulo 2 El principio de los tiempos
Hubo una vez una familia de hormiguitas promedio (papá, mamá, niña y niño), vivían en una colonia alejada de la gran ciudad, eran recolectores de alimentos, y dado que trabajaban para una gran corporación extranjera, tenían un estilo de vida promedio (estable) pues papá y mamá trabajaban y tenían beneficios que ya muchos otros hubieran deseado, beneficios de entre los cuales se contaba el que sus niños estudiaban en la escuela de la corporación.
Siendo así, un buen día, por cuestión de fechas festivas fueron invitados (con sus niños) a un evento de integración en el cual los niños les mostrarían sus actividades diarias a sus padres y viceversa, dado que la escuela quedaba también en las instalaciones de la corporación, sería un día de actividades compartidas entre padres e hijos.
Es así que primero los niños dieron a conocer a sus padres cómo eran sus mañanas en la escuela, se dieron actividades muy variadas de entre la teoría y la práctica, pues en su cultura se acostumbra preparar a los niños desde temprana edad para las actividades que desempeñarán cuando adultos, de hecho ese día de integración no era más que una estrategia para ir identificando desde temprano a los niños con mejores aptitudes para cada cargo requerido en la corporación, y era por eso que después de que los niños pudieran compartir sus actividades a los padres, estos podrían llevar a sus niños a conocer cómo eran sus trabajos, de esta forma la corporación podría determinar los perfiles de cada niño al cual se le paga su educación y así ver si está apto para desempeñar un cargo en el futuro.
Fue así que bordeando el medio día les llegó el turno a los padres de esta familia, y como ellos eran recolectores, la actividad que les tocó desempeñar fue la de cada día, que era salir al campo a recolectar (traer alimentos), siendo así, papá y mamá emprendieron en su labor diaria, pero esta vez en una jornada muy breve y en las cercanías pues en esta ocasión iban con sus niños y otra pareja de hormiguitas que aún no tenían hijos (6 hormiguitas en total).
Mientras tanto, en algún otro multiverso, u otra dimensión, u otro plano de existencia, en una lujosa residencia, otra familia (humanos) se encontraba en su día y hora del almuerzo familiar, lo cual era también un acontecimiento dado que a papá muy poco se lo podía tener en casa para comer junto a él, era un hombre con muchas ocupaciones y los niños cada vez lo veían menos, pues solo se la pasaba viajando dada la cantidad de negocios que manejaba, era dueño de muchas tierras en muchos lugares, algunos de los cuales eran en tierras lejanas.
De repente, la madre levanta la jarra de jugo y empieza a servir uno a uno, a cada cual, en su vaso, pero en el momento en que el padre ve que los niños toman inmediatamente el jugo para beberlo, alza la voz y dice:
“Nadie probará ese jugo hasta que se hayan tomado al menos unos 10 bocados de su comida; Ya conocía a sus niños y sabía que si los dejaba llevarse el vaso de jugo a la boca no lo soltarían hasta terminarse todo el jugo, y así, la odisea de hacer que esos niños se terminen toda la comida sería aún más difícil”.
El niño obedientemente freno, pero en el rápido movimiento regó un poco de jugo sobre la mesa, un muy dulce y delicioso jugo de mora, fueron solo unas gotas que cayeron entre el borde de la mesa y el plato de fruta del niño, pero como era un almuerzo campestre no le dieron importancia.
Y así, pasaron 20 minutos en esa agradable tarde de almuerzo familiar en el amplio y verde jardín de su mansión.
Hasta que el padre se percató que iban llegando unas hormigas al plato de frutas de su hijo, y unos 10 centímetros antes de que estás llegarán a subirse al plato pues estaban entretenidas con el jugo derramado, el padre extendió una mano y muy sutilmente deslizó tres dedos sobre la superficie de la mesa, y como aún quedaban unas pocas hormigas sobre la mesa exclamó “ostia” y se estiró y asentó la mano entera y la deslizó sobre la mesa hasta que ya no vio ni una hormiga cerca del plato ni a la vista.
Volviendo al mundo de las hormigas, ese día siendo, que lucía como un día normal, el padre, que es el más experimentado, como siempre hizo uso de su muy potente olfato, así que se detuvo unos segundos y dijo "para allá" señalando hacia un árbol que estaba a la derecha cerca de donde estaban, justo al empezar la subida de la ladera de la montaña, sin imaginar que en ese lugar las cosas terminarían mal.
Lo que no calcularon fue que un alto y viejo árbol que estaba pocos metros más arriba del lugar en donde ellas llegaron a recolectar fruto se había fracturado, un gran árbol que, con el paso del tiempo, gracias a estar en un lugar húmedo e inclinado y ser un árbol muy pesado, ya estaba a punto de caer sobre el lugar en donde iban las hormigas a recolectar frutas.
Fue como si los cielos intentarán avisar a las pequeñas hormiguitas del desastre que se avecinaba, pues la gran rama que cayó del árbol crujió muy fuertemente segundos antes de que sucediera, el padre, aunque no alcanzaba a distinguir nada al levantar la mirada, por intuición, advirtió a todos de que corrieran hacia la orilla del río, pero la rama era tan grande (para ellos), qué cayó fuertemente y rodó aún más allá hasta alcanzarlos.
La madre, que por ser la de más lento caminar, aún no había llegado al punto en donde estaban las demás hormigas, alcanzó a regresar más fácilmente, pero en cuanto a las demás, estas simplemente fueron aplastadas por completo por la pesada rama del árbol.
Comprensiblemente para la mamá hormiga fue una escena terrorífica el ver como toda su familia era literalmente aplastada por la mano de la naturaleza.
Aquí es en donde empieza la analogía:
A la mano de la naturaleza es común que se le mencione o interprete también como la mano de Dios, pero en este caso, al verlo desde una perspectiva absolutamente externa (sin ser ni hombres ni hormigas) podemos distinguir que tan solo era la mano de un hombre, el cual todo lo que estaba haciendo era proteger el alimento de sus hijos, mientras en el mismo punto, o lugar o coordenada del universo pero quizás, QUIZÁS, en otra dimensión o plano existencial, las hormigas solo estaban tratando de hacer su labor de recolectar fruta.
En ambos casos los unos y los otros estaban simplemente viviendo su día a día.
La montaña de las hormigas era la mesa del hombre, el crujir del fracturar del árbol fue la exclamación de enojo del hombre porque aún quedaban hormigas sobre la mesa, la enorme rama del árbol era la mano del hombre y las frutas eran el alimento que ambos querían.
La montaña de las hormigas era la mesa del hombre, el crujir del fracturar del árbol fue la exclamación de enojo del hombre porque aún quedaban hormigas sobre la mesa, la enorme rama del árbol era la mano del hombre y las frutas eran el alimento que ambos querían.
La parábola de la Hormiga y el Dios Hombre nos enseña que simplemente cada quien hace lo que tiene que hacer en su vida sin tener necesariamente una intencionalidad, y al hacerlo así (sin intención) se evidencia que se lo hace sin consciencia de lo que se está haciendo, sino que todos y cada uno de los seres vivos en este universo viven en función de cumplir con sus requerimientos energéticos y nada más.
El resultado de las acciones entre varios seres vivos en este universo es derivado de la ley de fricción aplicada, indistinto de entre quienes se haga dicha fricción, indistinto de que todas o sólo una parte o ninguna de estas tenga un objetivo para aplicar esa fricción, etc, etc. y evidentemente cuando la fricción sea entre seres vivos más o menos con la misma fuerza, los resultados serán proporcionados (uno perderá y otro prevalecerá, o, se creará una nueva forma de vida derivada de la energía de ambos), pero cuando sean casos como en el del ejemplo, para que el Dios Hombre salve unos poquísimos gramos de fruta que él sabe que le pertenecen a su pequeño hijo, algunos otros seres infinitamente inferiores a él tuvieron que perecer (literalmente hablando), dando un resultado desproporcionado en la fricción.
Con la parábola de la Hormiga y el Dios Hombre aprendemos a manera de macro-ejemplo que las hormigas muy bien pueden representar a los humanos cuando a veces pretenden que sus ideas, sus planes u objetivos se cumplan por encima de los planes de entidades mayores a ellos en el universo, lo cual es comprensible, pues ni siquiera reconocen como vidas pensantes y sintientes a los animales menores a él en este planeta, entonces mucho peor van a poder distinguir que en el universo hay muchas formas de vida, de entre las cuales muchas son superiores al ser humano, al punto de que el propio hombre sin tener claro lo que son, les llama dioses, o extraterrestres, o como sea.
Pongámonos por ejemplo en la piel de un conejo viviendo en un valle en donde hay muchos leones, ¿No sería sensato ni inteligente de nuestra parte el trazarnos un plan de vida que no considere que en ese mismo lugar hay vidas muy superiores a la nuestra verdad?, vidas las cuales si en algún momento, así sea de manera involuntaria hacemos acciones que perjudiquen sus intereses, nuestra propia vida estaría en peligro.
¿Lógico verdad?
Es simple y sencillo entendimiento de la ley natural, y más básico aún, ES SIMPLE Y SENCILLA APLICACIÓN DEL SENTIDO COMÚN, sentido el cual por cómo está el mundo, podríamos pensar que el ser humano NUNCA USA.
Pero si por alguna razón del universo ese Dios Hombre supiera (estuviera consciente), de que esas hormiguitas piensan y sienten igual que él, entonces muy probablemente les hubiera perdonado la vida y solamente se las hubiera ideado para hacer que se vayan, que se alejen de su alimento.
Ese mismo grado o nivel de inconsciencia cometemos nosotros al respecto de las formas de vida superiores a la nuestra y mucho peor al respecto de las formas de vida inferiores a la nuestra.
Esa es la razón por la cual la comunidad "CIENTIFISTA INTELECTUALOIDE” no ha podido encontrar vida más allá de nuestra frontera planetaria, pues no le alcanza la capacidad ni para descubrir toda la magnífica vida que abarca este planeta, ni tan siquiera tiene claro toda la vida que habita en el interior de su propia biología.
Esa inconsciencia entendida a través del ejemplo del Dios Hombre, nos deja entender lo que significa cuando un religioso dice “somos hechos a su imagen y semejanza” pues sí, absolutamente si, el hombre es hecho exactamente igual de inconsciente que él o los seres de los cuales recibió su base genética.
Créeme si te digo que la única forma en la cual nosotros (y todos, y el todo) podemos estar a buen resguardo, es conectándonos al todo, a la conciencia colectiva, viviendo en resonancia con el todo, para que así mismo como nosotros empecemos a respetar todas y cada una de las formas de vida en este planeta, así mismo, él todo pueda percibir nuestra alegría, así como nuestro dolor y abrazarnos energéticamente hablando cuando necesitemos ser protegidos por las fuerzas de la naturaleza.
Por ende, para vivir en armonía con el todo, no se trata simplemente de tener más conocimiento, ni de ser más inteligente, sino de ser consciente de nuestro entorno, indistinto de que observes que esas formas de vida a la que llaman dioses, se sirvan de los humanos para sus fines; esto es simple pero inexpugnable ley mayor: “LA VIDA SUSTENTA A LA VIDA” en un ciclo de bucle (infinito), sucesivo y escalado en función de las esferas existenciales en orden de menor a mayor; es lógico.
Ser consciente de nuestro entorno es, por ejemplo, entender que está mal (PÉSIMO) que porque tu estas feliz celebrando tu cumpleaños en tu departamento con tu seres queridos, subas el volumen solo para SENTIR LA MÚSICA porque estás alegre, sin pensar si en ese mismo momento hay alguien en el departamento de al lado tuyo necesitando silencio porque necesita descansar.
¿Me explico?
Si eres religioso o creyente, te lo digo así:
Dios te trata a ti en función de cómo tú tratas a tu entorno y sobre todo a las formas de vida inferiores a ti.
Y si ya evolucionaste y dejaste atrás las creencias y doctrinas entonces te lo digo así:
Ten en cuenta que eres una célula, o un bacilo de la flora bacteriana de este ser viviente llamado Planeta Tierra (como lo quieras ver), así que, aprende a vivir en resonancia con el todo, RESPETA EL TODO, para que así, tu no seas uno más de tantos millones de simples bichos que no importa si mueren cuando el planeta se esté “desparasitando” en uno de esos eventos de extinción masiva que suceden cuando hay demasiados parásitos que eliminar.
Quieres más pruebas de que Dios existe pero NO ES para nada lo que la humanidad piensa?
Las pruebas están en este libro.
Quien es Dios realmente
Si este mensaje a tocado tu consciencia y ha hecho resonancia en tu interior, entonces estás apto para leer el siguiente capítulo. El cual se llama la analogía del buitre y el demonio.
2130 palabras - 39 párrafos
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